Una madre australiana se despertó por los bufidos de su gato, se levantó a ver a su hija de dos años, y se encontró a una serpiente pitón enroscada en el brazo de su hija.
La madre se lanzó a rescatar a la pequeña, pero la serpiente logró morder, hasta en tres ocasiones, el brazo de la niña. Por fortuna la mordedura de la pitón no es venenosa.
Esto ocurrió la noche de reyes, pero los ruidos que despertaron a la salvadora no eran de sus majestades:
“Pensé que estaba teniendo una pesadilla, pero luego me di cuenta de que no era un mal sueño”.
Una vez llamados los servicios de emergencia, un experto en serpientes capturó a la pitón que se encontraba detrás de la cama, asegurando que el animal no tenía intención de hacer daño:
“Estas serpientes cuentan con unos sensores bajo su mandíbula inferior que les permiten ver el mundo en imágenes infrarrojas. Así que, en la oscuridad, vio a la pequeña como un lugar caliente donde acurrucarse”.
A pesar del susto, la familia pidió que no se matara a la serpiente, y que fuera devuelta a la naturaleza.
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